El diablo lleva sandalias
El tema está en la calle. Grandes pensadores como M.O. y C.S. han dado ya su opinión y he de decir que, en líneas generales, no puedo estar más de acuerdo con ellos. Sin embargo me gustaría expresar mi postura, la cual difiere un tanto de la de mis apreciados colegas a los que, de entrada, agradezco sus valiosísimas aportaciones.
Vaya por delante un hecho obvio: que un hombre lleve sandalias es algo deleznable; pero dicho esto, yo pondría el acento en la actitud con que las lleve. Es aquí donde discrepo humildemente de la tesis de C.S. A diferencia de él, yo considero que es peor llevar sandalias sin calcetines que con ellos. Intentaré argumentar esta afirmación, aparentemente aventurada: la combinación sandalia-calcetín es menos grave (aunque, como queda dicho, la sandalia en sí ya es repugnante) porque en el pecado lleva la penitencia; es decir, quien lleva sandalia con calcetines no engaña a nadie, sólo piensa en su comodidad y no cree ir bien ni presumirá de su calzado. Por tanto, el portador de sandalia con calcetines no es peligroso y queda retratado inmediatamente como alguien carente de buen gusto (en el vestir), lo cual es siempre infinitamente menos grave que la repugnante chulería de quien lleva unas asquerosas sandalias como las que nos muestra M.O. y encima está orgulloso de ello. Quien lleva sandalias con calcetines simplemente se pone en ridículo; estamos ante alguien que no presta atención a su aspecto o un despistado, pero infinitamente más grave resulta, a mi juicio, quien lleva con descaro las repulsivas sandalias --especialmente aquellas sobre las que nos previno M.O. en la figura 2 de su excelente aportación-- , alardeando y creyendo que va bien, ya que en este caso estamos ante un chulito con el que hay que tener cuidado y del que absolutamente nada bueno puede salir.
Es innecesario decir que todo lo expuesto se refiere únicamente a sandalias masculinas (nada que objetar a unos bonitos pies femeninos), a adultos que se mueven en un entorno urbano occidental y a la época actual.
En conclusión:
La solución más adecuada sería eliminar de la tierra las sandalias masculinas, lo cual erradicaría el problema.
Todo tipo de sandalia masculina es vomitiva y no hay que tolerar unas para evitar otras pues, dentro del horror, los diferentes tipos de sandalias nos indican el grado de hijadeputez (si se me permite la palabra) del hombre que las lleva.
Quien lleva unas sandalias con calcetines es un pringado desde el punto de vista estético.
Quien lleva sandalias sin calcetines sin avergonzarse y fardando es una mala persona, capaz de todo. Estos infrahombres deberían ser marginados por la sociedad y especialmente por las mujeres, las cuales tienen en sus manos la posibilidad de construir un mundo mejor ninguneando a los hombres chulos de mierda, categoría en la que entran los "sandalieros", los "multeros", los "grueros", los que hacen el fantasma con las motos, los que van de rollo latino, los macarras que hacen artes marciales (esto no es oriente) y tantos y tantos otros especímenes, enemigos nuestros, que campan a sus anchas en nuestra sociedad. Pero esto ya sería otro tema...
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