I don't wanna know
Cuando alguien nos parece inteligente --vaya por delante y desde ahora mismo que todo esto es subjetivo y absolutamente personal y que lo mismo pueden decir otros de nosotros--, culto, de discurso interesante, etc, lo mejor es no profundizar mucho más. La razón es que nos podemos dar de bruces con poderosas incoherencias que pueden dejarnos de lo más descolocado. Se dice que sobre gustos no hay nada escrito, pero lo cierto es que, seguramente por una postura poco tolerante, (qué le vamos a hacer) se nos puede caer el alma a los pies al conocer ciertos gustos, aficiones o debilidades de personas a las que admiramos. ¿Cómo es posible que alguien con un buen nivel cultural, que escribe bien, sin faltas de ortografía y con un estilo correcto y bien estructurado, con acceso a todo tipo de propuestas, se acabe inclinando por músicos, escritores o cineastas abominables?. Creo que ya me he curado en salud al principio del post diciendo que esto es del todo subjetivo, pero no me canso de repetirlo pàra dejar claro que tales personas podrán opinar lo mismo de nuestros gustos. En definitiva, mejor no preguntar, porque la desilusión puede ser grande. Gente que aparentemente tiene algo que ofrecer se conforma con escuchar música infame y/o leer tonterías. Si al sujeto ya se le ve venir, su(presunto) mal gusto corrobora su catadura, pero lo malo es cuando se sirve a Dios y al diablo al mismo tiempo. Quien no cojea de un pie, cojea del otro (y acepto cansinamente una vez más que para muchos yo cojearé de los dos) y es totalmente habitual que nos quedemos con la boca abierta al conocer algunos gustos ajenos.
Un escritor del talento de Javier Marías, el cual es además un impenitente y erudito cinéfilo y que, por ejemplo, afirma que su película fetiche es El fantasma y la señora Muir de Joseph L. Mankiewicz,
Gene Tierney, protagonista de El fantasma y la señora MuirUn escritor del talento de Javier Marías, el cual es además un impenitente y erudito cinéfilo y que, por ejemplo, afirma que su película fetiche es El fantasma y la señora Muir de Joseph L. Mankiewicz,
se declara admirador de Pedro Almodóvar hasta el punto de concederle uno de los ducados del Reino de Redonda.
Mejor ni pensar lo que puede responder si se le pregunta por sus gustos musicales. Otro caso: el seguramente mejor periodista de España, culto como pocos, es un ferviente admirador nada más y nada menos que de...¡María Jiménez! Si esta admiración no es solamente pour épater le bourgeois, es realmente para volverse loco. Todos tenemos nuestros vicios privados y debilidades personales. Lo mejor es que permanezcan por tanto ahí, en el ámbito personal y privado, porque hay incoherencias que se pasan de la raya.
PS: Este post fue escrito hace unos días y la práctica me ha enseñado lo que ya sabía: antes de publicarlo, durante una conversación sobre el tema, se me ha hecho ver que estas ideas resultan ofensivas e insultantes. Cuidado.
1 Comments:
Esto nos pasa desde 1898 aproximadamente. Al Regeneracionismo, se opuso el: ¡Que inventen ellos! Así nos luce el pelo
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