Feingeschliffen

All in all a very dying race

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Thursday, July 02, 2009

Dreamer


Venía Roger Hodgson a Barcelona y por desidia, pasividad o lo que fuese, no me había planteado asistir al concierto. Seguramente sí que levanté una ceja con nostalgia al ver los carteles, pero, curiosamente, ni me había interesado en conocer el precio de las entradas. A medida que se acercaba la fecha (ayer) algunas voces me hicieron la pregunta lógica, y la respuesta fue siempre la misma: "la verdad es que no lo había pensado". El día antes, sin embargo, se me presentó la posibilidad de entrar de forma gratuita (muchas gracias) y no lo dudé, a pesar de que no era consciente de la suerte que tenía. En un recinto perfecto para una noche de verano, en una plaza ficticia pero verdaderamente acogedora en el Poble Espanyol de Montjuïc, reconfortaba ver que no todo son macroconciertos ni festivales supuestamente alternativos en los que las hordas de jóvenes enrollados se dedican a lucir sus tatuajes.

La actuación fue realmente espectacular: apoyado solamente en el emblemático piano eléctrico de la época de Supertramp, en un piano de cola o en una guitarra acústica de 12 cuerdas de envolvente sonido, y asistido por un joven músico que añadía, cuando los temas lo requerían, teclados, armónica, melódica o el indispensable saxofón, Hodgson hizo un exahustivo recorrido por los eternos clásicos de Supertramp. Realmente impecable, mucho más de lo que uno podría imaginar. Resultó sorprendente que sólo dos músicos pudiesen interpretar versiones maravillosas de temas como Child of vision, School, o incluso Fool's Overture, sin que se echase de menos la presencia de una banda. Pero lo que destacó por encima de todo, además de la profesionalidad y amabilidad de Hodgson y de la constatación de que la música (mucho más avanzada de lo que hace aparentar su fácil asimilación) y las letras (que reflejan muchas veces perplejidad, soledad y alienación) de aquellas canciones residen ya en alguna rincón del cerebro, de donde afloran enseguida a pesar de que uno lleve años (demasiados) sin escucharlas, fue el soberbio, espectacular estado de la voz del cantante. No hay palabras. La conserva intacta, si no mejorada. Oír para creer.

Me resisto a emplear el adjetivo "entrañable" para referirme a la música que sonó anoche en Barcelona porque, a pesar de la innegable nostalgia, los temas sonaron vigentes y nada anticuados, como Supertramp, el grupo, por cierto, que tantas veces me permitió en el pasado no quedarme callado cuando me preguntaban qué grupos me gustaban y sabía que la inmensa mayoría de mis respuestas no generarían más que caras de extrañeza.

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3 Comments:

Blogger maumaunoexiste said...

Un gran concierto. Espectacular en el sentido más musical.
La voz para flipar (oír para creer), en fin, una gran noche de verano bañada con una música perfecta.

Saludos!!!

7:02 PM  
Blogger Jove Kovic said...

Supertramp era un gran grupo ( seguro que sangre catalanoalmogávar corría por sus venas cuatribarradas)

7:17 PM  
Blogger SallanWorld said...

Curiosamente aguanta más Hodgson que Davies, quien se quedó el nombre del grupo...

5:57 PM  

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