El tiempo de los libros

A los libros les llega su momento. A veces da la impresión de que ellos mismos lo reclaman. A veces, mientras deambulamos por las librerías (si finalmente prolifera el libro electrónico, ¿quién nos va a indemnizar?), los libros se esfuerzan en dejarse ver. Muchas veces allí se quedan, hasta que, como he dicho, les llega el momento. Les llega. Pueden pasar meses o incluso años, pero, al final, caen en nuestras manos porque los compramos o porque nos los regalan. Así, pasan de las estanterías y mesas de las librerías a las estanterías de casa, donde muchas veces esperan nuevamente su turno junto a muchos otros. Y pueden pasar meses o incluso años, pero reclaman su momento. Y les llega.