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Thursday, February 12, 2009

Bernhard

Hoy se cumplen 20 años de la muerte de Thomas Bernhard, si bien, como él mismo decía, "calificamos de morir a la fase final del proceso de ir muriendo durante toda nuestra vida". Cuidado, a través de su lectura, te inocula un virus del que nunca puedes librarte, quedando así sometido para siempre a sus palabras, a su ritmo, a su música, a su devastadora prosa, a sus sentencias demoledoras, a sus laberínticas repeticiones y variaciones, a su manera de plasmar la angustia, a su iconoclastia ciclotímica, a su asombroso y extraño sentido del humor…

Tras leer a Bernhard, pienso, ya no se pueden leer tonterías. Cambia la perspectiva y se eleva el listón. Resulta aquí imprescindible recordar a don Miguel Sáenz, sensacional traductor de la amplia obra de Bernhard, y responsable último de que su narrativa, sus obras de teatro y sus poemas conserven admirablemente en castellano la musicalidad en la forma y el espíritu del original alemán.

De la devoción por Bernhard recuerdo quedar sobrecogido tras leerlo por primera vez, sin tener realmente claro hasta qué punto me había gustado, pero consciente, si se me permite la hipérbole, de que mi afición por la literatura sería diferente a partir de entonces. Recuerdo también, acabar una maravillosa novela de Bernhard en el metro de Barcelona y escuchar al mismo tiempo en mi cabeza el final de una sinfonía, un crescendo estremecedor. Recuerdo, por último, buscar durante largo rato su tumba en el cementerio de Grinzing una mañana lluviosa y, al encontrarla por fin, depositar respetuosamente una nota garabateada para el más irrespetuoso y genial de los escritores.

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7 Comments:

Blogger maumaunoexiste said...

Por suerte estoy inoculado por ese virus,
¡Qué desgracia más grande!

Saludos!

3:56 PM  
Anonymous Anonymous said...

Es genial, sí.
Leí Satisfacción no hace mucho, pero intento huir de su mundo tan especial. Hay en él tanta carga de conocimiento vital, que envuelve hasta el aire que respiras cuando lees.Y también te absorbe esa sensación de lenta decadencia.
Estuve enferma un tiempo, me sumergí en sus obras...Un día fui a un mitin de Lafontaine, había una multitud y mucho ruido...Y de pronto, pasó un señor delante de mí, se me nubló la vista, le veía con la figura y el andar de T. Bernhard. Volví tan rápido a casa como pude y dormí.

Besos

8:02 AM  
Anonymous Anonymous said...

Sin embargo...:


"Mire usted bastante tiempo un autorretrato de Rembrandt, cualquiera, y se le convertirá a la larga, con toda seguridad, en caricatura, y se apartará de él. Mire usted bastante tiempo el rostro de su padre, y se le convertirá en caricatura y se apartará de él. Lea a Kant con insistencia y con más insistencia aún y de pronto le dará un ataque de risa, dijo. Al fin y al cabo, todo original es ya en realidad, en sí, una falsificación, dijo, ya comprende lo que quiero decir. Naturalmente, hay fenómenos en el mundo, en la naturaleza, como usted quiera, que no podemos ridiculizar, pero en el arte se puede ridiculizar todo, todo hombre puede ser ridiculizado y convertido en caricatura si queremos, si lo necesitamos, dijo. Eso, si estamos en condiciones de ridiculizar, no siempre estamos en condiciones, y entonces se nos lleva la desesperación y luego el diablo, dijo. Da igual qué obra de arte, puede ser ridiculizada, dijo, que se le presenta a uno como grande y, en un instante, uno la ridiculiza, lo mismo que también a un ser humano, al que hay que ridiculizar porque no se puede hacer otra cosa. Pero la mayoría de los seres humanos son realmente ridículos, dijo Reger, y uno se ahorra el ridiculizarlos y la caricatura. La mayoría de los seres humanos, sin embargo, son incapaces de caricaturizar, lo contemplan todo hasta el final con una terrible seriedad, dijo, y no se les ocurre la idea de hacer una caricatura, dijo."

8:34 AM  
Blogger Feingeschliffen said...

Hola Maumau:
Por suerte es un filón. Precisamente se acaba de publicar un manuscrito inédito, incumpliéndose así una vez más lo estipulado en su testamento.

Saludos, señor.

Hola Mita:
Impresionante, ¿verdad? Bernhard es el maestro absoluto de la exageración y de la reiteración, de la erudición y de la falsa erudición, del arte y del desprecio al arte, del amor y del odio... A mí me ha provocado desde carcajadas hasta una angustia tal que me llevaba a cerrar el libro.

PS. ¿Satisfacción?

Saludos, señora.

11:58 AM  
Anonymous Anonymous said...

jajaja, quise decir Korrektur. Será corrección, claro.Una traición del subconsciente.
Besos

3:21 PM  
Anonymous Anonymous said...

Mira, un artículo de Javier Marías que acabo de leer sobre lo mismo.

http://javiermarias.es/wordpressblog/

5:30 PM  
Blogger Carla Navarro said...

Me regalaron hace ya muchos meses "El malogrado", y cuando pasé la última página, cuando ya no quedaba ni una sola letra más por leer de Thomas Bernhard, posé el libro sobre la mesilla de noche, algo en mi interior había cambiado. Algo que tan solo unas pocas novelas son capaces de remover.

11:07 PM  

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