Caminos secundarios
Voy a correr el riesgo, aunque en realidad no es un riesgo sino una certeza, de resultar pedante y antipático con lo que voy a escribir a continuación. En infinidad de ocasiones me he visto desagradablemente sorprendido al conocer los gustos musicales de personas con las que, en muchos otros campos artísticos, tenía una gran afinidad. Esto ha llegado al extremo de hacer que considere conveniente evitar, de forma consciente y cuidadosa, el tema musical en las conversaciones, lo cual no deja de ser algo hasta cierto punto antinatural, pues es la música la expresión artística que prefiero (incluso, si se me obligase a elegir, cosa que afortunadamente no sucede, por encima de la literatura o el cine). Es decir, que a lo largo de la vida me ha sido relativamente fácil o, más exactamente, no me ha sido imposible, encontrar personas con las que poder conversar sobre excelentes películas y muchas de esas conversaciones me han aportado conocimientos que ignoraba, me han interesado y me han servido de guía para descubrir películas, realizadores o actores. Algo similar sucede con la literatura; hablar con aficionados a la lectura puede ser una vía excelente para conocer autores interesantes que pueden ser difíciles de encontrar por estar ocultos entre tantos otros. La situación curiosa, sin embargo, se ha producido al hablar de música con esas mismas personas. La incoherencia, a mi entender, es enorme. Evidentemente entiendo y acepto que quizás a sus ojos sea yo el incoherente, pero lo cierto es que uno puede encontrarse con casos de disonancia cognitiva realmente difíciles de aceptar. Puede darse el caso (y se da) que personas con grandes conocimientos sobre cine y un gusto literario irreprochable se conformen, en lo que a música se refiere, con lo más mediocre, tópico o barato. ¿Por qué alguien que se ha tomado la molestia de no quedarse en la superfície y ha indagado fuera del mainstream para poder disfrutar de obras cinematográficas o literarias excelentes, se conforma con la música vulgar que ofrecen los medios de comunicación? También hay infinidad de caminos secundarios para llegar a la música seria (que no significa aburrida), avanzada, innovadora (grupos de los 70 innovaron hasta el punto de seguir sorprendiendo hoy), vanguardista... Ya avisé al inicio de este post que iba a ser calificado de pedante, pero es así como percibo muchas veces la situación. Quizá sea la música la más subjetiva de las artes, pero, aun así, seguiría sin explicación la razón de la diferencia en la actitud. Uno tiende a pensar que, por ejemplo, alguien que aprecia las películas de Dreyer, de Tarkovsky o de Bergman (llegados a este punto ya no me importa resultar repelente) debería, en música, buscar productos de calidad análoga. Con esto no me refiero a que lo bueno sea únicamente lo desconocido (los tres directores citados son absolutamente conocidos por cualquier amante del cine) sino a que, seguramente, en la música hay que excavar más para encontrar tesoros. Una obra musical puede disfrutarse con más frecuencia que una película o un libro y esto parecería una razón suficiente para no exigirle a la música la inmediatez que se le exige, ya que, el supuesto "esfuerzo" que supone adentrarse en ella se ve compensado con creces y puede ser fuente de interminables horas de disfrute. Al espectador de películas chabacanas y al lector de premios Planeta o Códigos da Vinci (o quien no lee en absoluto) no se le puede pedir que se aventure por otros caminos musicales, pero no es a ellos a quienes van dirigidas estas líneas.
2 Comments:
Hola,
Como tienes miedo de ser pedante, voy a serlo yo más que tú. Lo que sucede en muchas ocasiones es que la llamada "música ligera" (el intelectual de manual preferirá siempre la así llamada "música clásica" para el goce estético) va asociada a la diversión de fin de semana y la fornicación ocasional. Esta puede ser la causa de que gente con inquietud intelectual tenga un conocimiento tan penoso de la música en formato rock, por así decirlo. A esto también ayuda el menosprecio generalizado (muchas veces merecido) de la escena pop por parte del mainstream.
Bueno, supongo que he llegado a mi límite de pedantería, así que me despido hasta mejor ocasión...
Muy buenas,
A ver si espabila, Sr. Feingeschliffen. Esperamos ansiosos su próximo post.
Saludos de éste que lo es,
sallanworld
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