La gran ciudad I
Domingo, nueve menos cuarto de la noche. Tomo el metro en la línea tres. Son pocas las paradas pero aprovecho para leer, al menos unos párrafos, el libro que llevo conmigo. Estoy de pie, apoyado en la puerta. Delante de mí hay un hombre joven, en la treintena, sin duda africano. De repente, con el rabillo del ojo, veo que se inclina --casi se agacha-- interesado en saber qué estoy leyendo. Un instante después oigo que dice algo. Como siempre en estas situaciones, disimulo. A continuación me habla claramente.
--Perdón señor-- dice con acento francés.
Levanto la cabeza a la vez que las cejas.
--Este libro --continúa-- ¿de qué religión es?
--No; es una novela-- contesto como si nada.
--Ah --responde él.
Parece satisfecho con la explicación.
--Perdón señor-- dice con acento francés.
Levanto la cabeza a la vez que las cejas.
--Este libro --continúa-- ¿de qué religión es?
--No; es una novela-- contesto como si nada.
--Ah --responde él.
Parece satisfecho con la explicación.
1 Comments:
Como decía Ruben Blades, en Pedro Navaja: "Ocho millones de historias viven en la ciudad de Nueva York"...
Y esto tiene que ver con lo que hablábamos un momento antes, tomando el cafelito.
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