Feingeschliffen

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Tuesday, June 13, 2006

Un sandwich, por favor

Mi actitud poco positiva y nada abierta, por decirlo muy suavemente, frente a determinadas comidas ya sea por su aspecto, por sus ingredientes, por el lugar en que se sirven o cualquier otra consideración, se ha convertido ya en leyenda. De todos es sabido que la comida de los aviones es siempre entre mediocre y repulsiva por lo que la reciente política de no servir comidas a bordo no me afectó en lo más mínimo (si bien es verdad que desde entonces no he hecho ningún viaje largo en avión, en los que sí que se alimenta a los pasajeros). Esta semana he tenido ocasión de viajar en la llamada clase business, la cual promete un confort prácticamente ilimitado y he de decir que, lamentablemente, no he encontrado diferencias destacables con los aviones que he cogido como integrante del pueblo llano.

En el trayecto de ida (10 de la mañana) se sirvió una loncha de queso de plástico, una loncha de jamón de plástico que, como advertía una tarjeta en seis idiomas, no contenía cerdo (oxímoron) y una pequeña tortilla a la francesa. Por lo demás, como siempre: un panecillo, mantequilla, algo de fruta cortada... Tenía hambre y me lo comí todo, tortilla incluida, hecho inverosímil que sólo podrán valorar quienes me conocen bien. Básicamente el gran lujo de la clase business consistía en que ni los platos ni los cubiertos son de plástico. En fin... todo fatal pero comestible y, hecho importantísimo, sin salsas.

En el viaje de vuelta incluso se suministró un pequeño mantel. El primer plato del menú consistía en unas gambitas peladas, aceitunitas, esparraguitos y habitas (todo muy pequeño). No quise correr riesgos y allí se quedó. No contentos con ello, se sirvió un segundo plato consistente en algo así como atún en salsa con unas bolitas que debían de ser de patata, unas gambas y una mini quiche. Paralizado por el miedo evidentemente ni lo toqué. Me tragué una pequeña tartaleta de crema y el pan con mantequilla; un sorbo de agua teñida a la que incorrectamente se denomina café y ya está.

Todo esto viene a cuento porque considero que los viajes podrían ser mucho más placenteros si se ofreciese algo tan sencillo como un sandwich. Un sandwich normal (no experimentemos, por favor) de jamón y queso o sólo de queso para quienes su religión absurdamente prohíbe la saludable costumbre de comer jamón. Como mucho con algo de lechuga y/o tomate si el cocinero se siente creativo. Un sandwich. Un p**o sandwich. ¿Es mucho pedir?

5 Comments:

Blogger SallanWorld said...

El menú que usted me describe no parece muy alentador, pero yo me lo habría comido todo (excepto el jamón que no contiene cerdo: este jamón si que merece su denominación en portugués de presunto). En cualquier caso, cualquier cosa que no sea pollo o pasta ya es una novedad agradable. Y de todas maneras, sabe usted bien que soy un zampabollos, así que no me lo tenga en cuenta...

No ha dicho nada de las bebidas. ¿Le agasajaron con una copita de cava? ¿Con una cervecita? Sabe usted tan bien como yo que en la compañía de bandera de ese gran país que es Irlanda ofrecían whiskey Jameson gratis en clase turista, así que qúe menos que una copa de cava en clase Business, digo yo. En el Euromed te la dan...

Por otra parte, no ha dicho nada de la actitud de las azafatas. Ese gañán que hay en mí se ha llevado una pequeña decepción...

7:03 PM  
Blogger Feingeschliffen said...

Un asco, oiga. De cava nada. A la ida una minúscula lata de coca cola y a la vuelta un zumito de manzana y agua con gas que, mientras se nos indicaba que la temperatura exterior era -52ºC estaba desagradablemente tibia.
De los azafatos no hablaré porque estoy totalmente en contra y me parecen una desfachatez y un mal que no conduce a nada, pero sí que debo decir que la azafata de la ida era morbosamente atractiva y que la de la vuelta tenía todo el aspecto de una actriz porno de los años 70. Quizás un día les dedique un post a las azafatas.
PD.-Pero me comí la tortilla. Hay un antes y un después de ese hecho.

9:07 PM  
Blogger SallanWorld said...

Lo de la tortilla es verdad. Es muy fuerte. Debería estar usted hambriento. Lo de las bebidas es lamentable. De hoja de reclamaciones.

1:29 PM  
Blogger lo sapevo said...

El tema comida me incomoda poco o nada en los aviones y mucho cuando en los restaurantes me sirven comida de avión.
Mucho más, sabiendo de donde volvía, me preocupa su integridad física

3:03 PM  
Blogger Jove Kovic said...

No vayan ustedes tan lejos, en mi etapa de estudiante en colegio caro de Barcelona ( que, dicho sea de paso, no me ha servido para nada), recuerdo como nos atiborraban de lomos de merluza Findus y filetes de pavo en salsa sospechosa. Mi aversión por los lomos de merluza, el pavo y los curas, se originó muy probablemente entonces, amigo Feingeschliffen.

4:28 PM  

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