Feingeschliffen

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Thursday, May 17, 2007

Personalidad

Muchas veces presumimos de nuestros defectos y, lo más curioso es que no los disfrazamos de virtudes. Hay rasgos de carácter, actitudes o situaciones que, aun siendo objetivamente negativas o, por lo menos no del todo buenas, nos gusta recordar que forman parte de nosotros e incluso, en ocasiones, alardear de ellas. No queremos cambiar. ¿Es una pose? ¿Es, quizás, una manera de definir algo que nos individualiza? ¿Es, sencillamente, asumir lo que somos? No es habitual, por ejemplo, encontrar a alguien que presuma abiertamente de su extraversión, pero sí es bastante fácil toparse con quien se califica de tímido. En principio, casi todo el mundo conviene que la soledad no es buena (aunque a veces sea tan necesaria), pero estoy seguro de que conocen a personas que se reconocen, casi orgullosamente, como solitarias... Los estados de ánimo melancólicos resultan atrayentes para muchos y no faltan ejemplos de personas a las que les gusta proyectar una imagen atormentada. El atormentado, el tímido, el solitario (continúen ustedes la lista),¿lo son más por el hecho de decir (o dar a entender) que lo son? Y, si lo son realmente, ¿les gustaría no serlo?

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3 Comments:

Blogger SallanWorld said...

Como usted ha venido a decir, muchas veces lo que llamamos defectos o virtudes no son sino rasgos del carácter. La tendencia a comunicarse con sus semejantes puede ser extroversión (virtud) o pesadez (defecto). Y un carácter reservado puede convertirse en discreción (virtud) o confundirse con la soberbia (defecto). Ya decía Aristóteles que la virtud no es otra cosa que la capacidad de mantenerse en el justo medio entre el exceso y el defecto. Desgraciadamente, no existe acuerdo general sobre dónde se encuentra ese justo medio.

2:01 AM  
Blogger ekilore said...

me gusta esta teoría tuya de que se puede presumir de defectos y transformarlos en virtudes pero como dice sallan parafraseando a aristóteles, nada en exceso es virtud.
cuando vives sol@ por necesidad personal, llega un momento en que echas de menos que alguien te reciba en casa de vez en cuando pero pensando en la dureza de una convivencia, prefieres renunciar a ese placer a cambio de tener algo mucho más valioso en mi opinión, el placer de la compañía de un@ mism@.

sin embargo, no es raro encontrar tampoco personas que no saben estar solas. personas que cuando se produce un silencio, lo llenan con la televisión o la música cuando el silencio en sí mismo es bellísimo.

en fin, divagaciones.
un besote

12:49 PM  
Blogger Feingeschliffen said...

Exactamente. Uff, esto merecería un post sobre la soledad voluntaria, sobre las relaciones absurdas, sobre el amor no correspondido, sobre el ceder espacios...

Un poco tópico, pero a ver si me animo y escribo algo.

2:07 PM  

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