Grandes actrices VIII - Juliette Binoche

Algunos han llegado a definirla como la mejor y más bella actriz del mundo. No se trata de una competición pero sí que podemos decir que estaría indudablemente entre los primeros puestos de las dos categorías. Se trata de una de esas actrices que dignifican inmediatamente cualquier película en la que aparecen y hasta sus esporádicas intervenciones en películas, digamos, convencionales, valen la pena por ver cómo interpreta esta maravillosa actriz. Pero siempre regresa al buen camino, como acabamos de ver en la inquietante y angustiosa Caché (2005) de Michael Hanecke.

Con el glamour que sólo las francesas pueden irradiar nos ha regalado algunas interpretaciones inolvidables: la mujer que es infiel a su prometido con el padre de éste, a la sazón miembro del parlamento, en Herida (1992) de Louis Malle, película por cierto que mejora con cada nueva revisión; la pintora que está perdiendo la vista y convive con un clochard en el Pont Neuf en Los amantes del Pont Neuf (1991) de Leos Carax y, sobre todas ellas, la Julie de la hipnótica Tres colores - Azul (1993) de Kieslowski en la que da vida a la joven viuda que acaba de perder en accidente a su esposo, un célebre compositor, y a la hija de ambos. Es difícil imaginar una mejor recreación del dolor contenido, del desgarro y de los momentos de desesperación que la que expresa el precioso y delicado rostro de Juliette Binoche.