Culture shock
Cada uno de nosotros vive en su universo. Ya lo he dicho alguna vez, pero no me importa repetirlo: lo que para uno es bueno o normal no tiene por qué serlo para los demás. Hay que tener claro este hecho para ser algo menos infelices. Lo que ocurre es que, muchas veces, nos empeñamos en que las cosas sean como queremos y no como son. Pero a veces la voluntad vence a la razón. Hace unos días, cierta chica muy agradable a la que tuve el gusto de conocer, procedente de un lejano país y proveniente de una cultura aún más lejana, se empeñó en degustar un típico plato español a las seis de la tarde. Lo logró; la foto lo atestigua (mi reloj marca las seis y media porque el plato, en versión vegetariana para mayor complicación, tardó alrededor de veinte minutos en ser preparado).
Labels: Experiencias
9 Comments:
Conociendo como usted conoce mi condición de fetichista, no se atreverá a negar que ese escote divino junto a paella(¿vegetariana?), es fruto de una cuidadosa provocación estética por su parte, ¿ verdad, amigo mío?
Sí que estaba buena, sí. La chica digo; la paella, como es natural, no me apetecía a esas horas.
Disculpe amigo, no había caído en que estaba mezclando dos de las cosas que le traen de cabeza en el mismo post: mujeres y paella.
Por cierto, a ver cuando quedamos para comernos una (ahora me refiero a la paella).
bonito escote, sí, y una foto original. espero que pueda enseñarle, además de la paella, otras costumbres españolas.
Tiene que ser una buena clienta (o estar buena) para lograr tenerla contenta con éste capricho de turista recién llegada. Por cierto la paella tiene buena pinta y la chica también...
Buena comida con buena compañía, ¿Qué se puede pedir más? A sí, un buen vino, por ejemplo.
No sé... Además de vegetariana no bebía vino.
Por otra parte ya se fue. Supongo que me borrará de sus recuerdos como a una máscara de maquillaje.
Perdón por meterme donde no me llaman, pero cualquier hora es buena para preparar lo que sea. No es la primera vez que yo preparo un exquisito manjar a las tres o a las cuatro de la madrugada, eso sí, si se merece, claro está. Y la dueña del escote debía merecerlo, jajajajaj, sinó de qué!!
Parafraseando a Óscar, dibujante del Jueves: "Lo rica que está una tostada con mantequilla cuando toda la ciudad duerme"...
Las grandes comilonas de madrugada tienen una amplia tradición, incluso literaria. Pepe Carvallo (o Carvalho, no sé ahora) tenía un vecino en Vallvidrera al que invitaba a grandes comilonas a altas hora de la madrugada. Yo mismo, modestamente, confieso que he comido a esas horas.
A mi, como persona humana, me entra mucho mejor una paella a las cuatro de la mañana que a las seis de la tarde. Aunque quienes me conocen saben que estoy dispuesto a aceptar el reto...
ya que la conversación de ha desviado hacia las comilonas a horas intempestivas, diré que lo mejor a esas horas son los atracones, de pie junto al frigrífico y sin tregua.
Yo los prefiero en la cama, también sin tregua. O en el salón ( o saloncito) viendo la tele, a ser posible una peli guay en B/N.
Post a Comment
<< Home