Palabras
Hace tiempo, al expresar mi antipática idea de que a la mayoría de la gente no le gusta la música aunque diga lo contrario y que, por tanto, es mejor no hablar del tema, una persona me dijo que simplemente mi concepto de "música" o, más bien, de "amar la música" era diferente al de otros. Me pareció interesante. Soy de los que creen que lenguaje es pensamiento. Existen calificativos que han quedado trivializados por el uso. Pienso, por ejemplo en el de "loco". Se abusa del término. Casi siempre se califica de loco (y no sólo cuando se hace referencia a un excéntrico) a quien no lo es. Entonces, ¿cómo llamar a quien está verdaderamente mal de la cabeza? Yo he conocido a unos cuantos y ninguno de ellos, que yo sepa, había estado, ni estaba, ni, probablemente, estará ingresado en un psiquiátrico ni recibía tratamiento alguno. Pero yo estoy convencido de que son locos. De atar.
Lo mismo sucede con las malas personas o con las pelotas o, sobre todo, con las pesadas: llega un momento en que el grado es tan alto que quizás debería emplearse un término diferente porque el adjetivo no logra ni de lejos plasmar la realidad tan dolorosa.
Pero no todos los ejemplos tienen que ser negativos. El mismo caso podría darse con la belleza, la bondad o el placer, pero aquí, para su descripción, siempre podemos contar con la inestimable ayuda de los poetas.
Lo mismo sucede con las malas personas o con las pelotas o, sobre todo, con las pesadas: llega un momento en que el grado es tan alto que quizás debería emplearse un término diferente porque el adjetivo no logra ni de lejos plasmar la realidad tan dolorosa.
Pero no todos los ejemplos tienen que ser negativos. El mismo caso podría darse con la belleza, la bondad o el placer, pero aquí, para su descripción, siempre podemos contar con la inestimable ayuda de los poetas.
As they nibble the fruit of my flesh, I feel no pain
Only a magic that a name would stain
Labels: cavilaciones, Lengua
4 Comments:
No se imagina lo identificado que me siento con algunos párrafos.
y yo. gracias.
Por eso hay personas que nunca hablan a no ser que lo que tengan que decir sea realmente importante.
Tiene mucha razón. Al igual que Jovekovic me identifico tanto.
Un ejemplo muy claro que realmente me molesta es que se subestiman las palabras. Y ahora es algo muy común entre los jóvenes (yo tengo 16 años) ¿Cuántas veces no he escuchado en la escuela a compañeros diciéndose "te quiero" o "te amo" cuando se conocen desde hace tres semanas? Demasiadas. Son palabras muy importantes que se deben de decir desde el corazón y no desde la espontaneidad.
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