Impresiones después de un viaje. Apuntes sobre Dubai.
Si no fuera por la testaruda animadversión al cerdo y sus derivados, uno casi puede llegar a olvidarse de que se encuentra en un país musulmán tal y como lo entendemos desde la Europa occidental. Es absolutamente fácil tomarse un gin tonic (mucho más decente que en Francia, Inglaterra, Irlanda o Alemania), pero si quieres desayunar bacon en el hotel --Dubai está repleto de lujosísimos hoteles-- tendrás que comerlo de ternera o de pavo. He visto a jeques (por lo menos lo parecían) sorber whiskies gran reserva mientras aspiraban cigarrillos y charlaban con guapas señoritas que les reían las gracias, seguramente por interés; pero no me los imagino dando buena cuenta de un bocadillo de jamón. En fin, ellos se lo pierden. Lujo asiático de la mano del petrodólar, coches que cuestan lo que un piso por aquí, multitud de prostitutas rusas y chinas realmente jóvenes, un Hard Rock Café, más escotes que velos, centros comerciales al más puro estilo parisino (uno de ellos con una pista de esquí en su interior)...
Infinidad de rascacielos interminables, cuyo diseño vanguardista convertiría inmediatamente a cualquiera de ellos en el edificio más singular de cualquier capital europea. Un país literalmente en construcción a lo bestia. Uno se pregunta qué aspecto tendrá Dubai dentro de unos pocos años y un lugareño responde: "Te prometo que en veinte o treinta años no quedará aquí espacio para construir". Le creo. El edificio mas alto del mundo, la Burj Dubai Tower, crece sin parar (una planta cada cuatro días) hasta que los ingenieros decidan que ya no es posible continuar. Todo a lo grande. El kilómetro cuadrado más caro y prestigioso del planeta también está en Dubai: se dice que sólo multimilmillonarios podrán tener propiedades allí mientras que los pobres multimillonarios a secas tendrán que conformarse con pasar alguna temporadita. El Dubai Burj Al Arab Hotel, el mejor hotel del mundo (siete estrellas) muestra su preciosa silueta, pero no es posible acercarse a la entrada.
Todo gracias al petróleo, un premio de la lotería bien administrado. Los rascacielos se iluminan aunque no estén terminados y dan a Dubai un aspecto que recuerda a Las Vegas, pero aquí todo es piedra y no cartón piedra. Las autopistas han ganado terreno al desierto.
Un país ficticio, pero ¿acaso no lo son todos?
Labels: viajes
3 Comments:
¿No le recuerda a Vd. todo esto las películas sobre la caída del Imperio Romano?
Espero que Dubai tenga lo que la mafia rusa de Marbella no tuvo: alguien que sepa contarla, o filmarla. ¿Cuánto debe Las Vegas al cine, y en particular a Coppola y Scorsese?
Y al "Rat pack", ¿cuánto debe Las Vegas al "Rat pack"? Piense que aquí tenían a Jaime de Mora, buen pianista al parecer y hermano de reina belga, pero no es lo mismo.
Ay, si me hubieran dejado tirar de guillotina...
De Dubai en concreto no digo nada, porque me ha dejado Feingeschliffen sin palabras.
Jo ja vaig dir el què em va semblar Dubai. Amb la distància d'uny any m'anadono i confirmo les diferències que poden sentir homes i dones... Feingeschliffen podia sentir-se a Europa si no fos per certs detalls "sense importància", jo en cap moment vaig deixar de sentir-me observada i lluny de casa, he estat a molts llocs i per tan he vist cultures molt diferents, però la discriminació per gènere i no classe social o poder adquisitiu, només l'he sentida aquí.
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