No es infrecuente que una librería cuidada ofrezca una atmósfera agradable y tranquila, que invite a recorrerla con calma. No es extraño para mí pasar un buen rato mirando las cubiertas de los libros, leyendo la información de las solapas e incluso hojeando el contenido de muchos de ellos. Lo que no es tan habitual es encontrar librerías en las que sea imposible no comprar un libro, muchas veces alguno en el que ni siquiera habrías pensado al entrar. Yo he conocido tres, en tres ciudades distintas, las tres pequeñas o relativamente pequeñas, las tres escrupulosamente selectas, con un personal de lo más atento y amable, con un ambiente que irradia amor absoluto por la literatura y por la cultura. Tres lugares, en fin, de los que, después de perder el mundo de vista durante un buen rato, se sale siempre con un libro.
La más conocida es seguramente La Hune, 170, bd St-Germain 75006 París, en pleno quartier latin, justo al lado de otro templo literario, el café Les Deux Magots. Comprar un libro en La Hune (abre hasta pasadas las once de la noche) y empezar su lectura en el café es una propuesta más que tentadora.
Otro lugar mágico es la
London Review of Books,14 Bury Place, London, WC1A 2JL, en el corazón de Bloomsbury. También bastante pequeña pero maravillosa, realmente especial, una visita obligada en una ciudad en la que las buenas librerías se cuentan por docenas.
Por último, otra librería fetiche para mí es la
Buchhandlung Kohlhaas & Company im Literaturhaus, Fasanenstr, 23,10719 Berlin.Un oasis en la siempre efervescente Berlín, en el barrio de Charlottenburg. Pequeña, encantadora, exquisita y preciosa, a la que se accede a través del jardín de la Literaturhaus, centro de conferencias, presentaciones, lecturas y escenificaciones de textos literarios.
En estas tres librerías no se compran libros de autoayuda ni son lugares adecuados para comprar libros de la serie de Harry Potter y en ellas es fácil darse cuenta de lo absurdos y despreciables que son algunos debates que tenemos por aquí sobre lengua y literatura nacional. Si tienen ocasión, y pueden leer francés, inglés o alemán, no dejen de visitarlas. Pasarán mucho tiempo en cada una y volverán a casa con un libro. Como mínimo.
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