Reflexionando
Pero bueno, ya digo que, como se supone que se debe reflexionar, yo lo he hecho. Voy a votar sin tener en cuenta los posibles resultados. Voy a votar al partido que me dé menos asco y, si algún día me da asco (como me ha pasado ya) lo dejaré de votar. Esto es lo que tenemos. Vayamos, pues, a votar mientras no se nos exija para hacerlo un certificado de pureza de sangre nacional.