Feingeschliffen

All in all a very dying race

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Tuesday, September 27, 2005

Desayuno


La búsqueda de la felicidad ha obsesionado desde siempre al ser humano. Filosofías y religiones de todo tipo defienden la idea de que la verdadera felicidad está en el interior de cada uno, en ser y no en tener, en dar amor... Hay quien, desde un punto de vista más práctico ha definido la felicidad como la ausencia de dolor (aponia). Durante toda su existencia el ser humano ha buscado la felicidad a través del hedonismo, los placeres de la carne, las posesiones materiales, el bienestar espiritual o las bellas artes. Sin embargo, es evidente que la búsqueda por estos medios ha de resultar totalmente infructuosa y llevarnos inexorablemente a la mayor de las frustraciones. "Los pocos sabios que en el mundo han sido" tampoco son, como decía fray Luis de León, los que huyen del mundanal ruido y optan por la vida contemplativa. La respuesta a todos nuestros anhelos es mucho más sencilla y está al alcance de casi todos. Ninguna otra fuente de felicidad puede originar una necesidad comparable de ser expresada y comunicada al prójimo como la posesión de una secadora de ropa.

Wednesday, September 21, 2005

Tanti Auguri!


Soltanto un brevissimo post per augurare al mio collega e amico M.O. un fantastico compleanno e raccomandare a tutti quanti il suo magnifico blog

Monday, September 19, 2005

Mejor quedarse en casa



Poco podían imaginar Robert Koch cuando descubrió el agente causal de la tuberculosis y Alexander Fleming cuando aisló la penicilina, que sus trabajos científicos, tan prometedores, iban a tener tan pocas consecuencias prácticas en el futuro. En efecto, aparentemente, los mencionados descubrimientos habían de servir para frenar el avance de la temida y mortal enfermedad pulmonar, pero basta acudir a cualquier espectáculo (especialmente cultural) para darse cuenta de que un gran número de los asistentes deben de tener los pulmones carcomidos por el bacilo de Koch a tenor de las estremecedores toses cavernosas, carraspeos y esputos que emiten constantemente. Con el atrevimiento que da la ignorancia científica, nos parecería interesante proponer un estudio en profundidad sobre la posibilidad de que sea en realidad el entorno lo que que origina los síntomas de la enfermedad. Si nos fijamos en la gente que nos rodea en el trabajo, en un bar, en casa o en la calle no apreciaremos, en principio, nada anormal en su salud, pero, si a esas mismas personas las trasladamos a un teatro, a una sala de conciertos o al cine, comprobaremos con asombro cómo inmediatamente empiezan a toser de forma compulsiva sacando, como suele decirse, el hígado por la boca. Huelga decirse que, una vez finalizado el evento, esos mismos sujetos a los que prácticamente habíamos dado por deshauciados, habrán recuperado su magnífica capacidad pulmonar.

Durante las sesiones de cine, además de las enfermedades pulmonares degenerativas, se contraen otras tres muy características: la bulimia nerviosa, la discapacidad auditiva (hipoacusia) y la risa patológica. Así, individuos de apetito moderado, se ven impulsados al entrar en la sala a atiborrarse de palomitas de maíz en cantidades industriales que sin duda bastarían para erradicar el hambre en gran parte del África Subsahariana. Igualmente, sujetos con una capacidad auditiva correcta en su vida cotidiana, padecen durante la película una sordera aguda que les impide oir los diálogos y que, seguramente a su pesar, les lleva a solicitar constantemente a la persona que se halla a su lado, que les repita lo que los actores acaban de decir. Por último, la disfunción más grave que se manifiesta en el cine es la risa patológica, la cual es fácilmente diferenciable de la risa normal, ya que la patológica se emite a gran volumen, va acompañada de espasmos que hacen temer por la vida del individuo, y se produce siempre durante secuencias de la película que no provocan la hilaridad en absoluto. ¿Acaso serán las dos últimas disfunciones expuestas consecuencia de la ingestión masiva de maíz?

Finalmente es interesante citar que también en espectáculos más distendidos como pueden ser los conciertos de rock se pueden apreciar interesantes casos médicos. Nos referimos en este caso al gigantismo. En ninguna otra concentración humana (ni siquiera en campeonatos de baloncesto) pueden apreciarse personas de mayor estatura y volumen corporal. Desconocemos si ya superaban los dos metros antes de entrar en el recinto o si alguna mutación les lleva a crecer desmesuradamente una vez dentro. Ha de decirse también, como información adicional, que quienes padecen esta patología acostumbran a situarse siempre entre las primeras filas y que el gigantismo suele ir acompañado de gran densidad capilar, lo que hace que aumente exageradamente el volumen craneal.

Estas graves enfermedades que podríamos calificar como "enfermedades del arte" hacen desaconsejable que una persona sana acuda a los citados eventos por muy interesada que esté en ellos. Evidentemente es una pena, pero mientras la ciencia médica no aporte soluciones definitivas, se recomienda encarecidamente evitar las mencionadas concentraciones ya que, incluso en el caso de no caer presa del contagio, no resulta nada agradable contemplar la fragilidad humana.

Thursday, September 15, 2005

Simplemente



Con la agudeza que le caracteriza, M.O. captó rápidamente el tema que se sugería en el post sobre las sandalias. Sin embargo, al contrario de lo que insinuaba, no se trataba en absoluto de un comentario inconsciente. Es más, ese tema, el de la chulería, la prevalencia del chulo, es seguramente el que más nos debería preocupar a todos. La actitud chulesca crece sin cesar y es, junto con el aburrimiento, el origen de la mayoría de males de nuestro tiempo. La teoría de M.O. sobre la entropía de la chulería parece, a nuestro pesar, más que acertada. Como quedó dicho, son generalmente los hombres los que se expresan como chulos y hacen de nuestro mundo un lugar mucho más desagradable. Pero es precisamente aquí donde deberíamos pedir la ayuda de las mujeres, las cuales podrían fácilmente reeducar a través de su pasividad a estos individuos que --no lo olvidemos-- son nuestros enemigos. Lamentablemente las féminas no parecen estar mucho por la labor a la hora de intervenir en este tema; al contrario: hemos constatado en numerosas ocasiones que estos sujetos gozan muy a menudo de la simpatía femenina cosa que hace que quienes intentan mantener una actitud correcta, respetuosa, y, en definitiva, se comportan como debería esperarse de cualquier ser humano, se encuentren frecuentemente presa de una desazón difícil de sobrellevar. ¿Cómo entender que no sólo no sean objeto de la marginación sino que encima resulten atractivos a las mujeres? El sentimiento atávico del deseo de protección será siempre la respuesta más habitual, pero no deja de parecernos descorazonador que siglos de evolución no hayan servido para nada; no es aceptable fomentar la ley de la selva porque al chulo le importa su pareja solamente en tanto en cuanto ésta le permite chulear, que es lo único que sabe hacer. Además, siempre habrá alguien más chulo, lo cual supone que la chulería no encuentra límites. Hiela la sangre constatar día a día que el chulo es admirado por mujeres de gran valía, enorme inteligencia, bondad e incluso sensibilidad artística. Las poses barriobajeras frecuentemente encandilan a las mujeres que nos gustan y nos sumen en el desconcierto. Quede claro que no hay atisbo alguno de misoginia en este artículo; se trata simplemente de sacar a la luz la sensación que tantos hombres habrán tenido al descubrir que a mujeres hechas y derechas se les caiga la baba ante sujetos facinerosos de aire carcelario y que, para más inri, les hacen creer que son incultas, tontas y que han tenido la inmensa suerte de conocerles a ellos. No se equivoque el lector pensando que este post es fruto de los celos o de la envidia; simplemente estamos constatando unos hechos que difícilmente nadie podrá negar y analizándolos de la forma más objetiva posible. No es necesario extenderse en ejemplos concretos, cada lector se habrá encontrado con numerosas muestras de lo que aquí se dice.
Malas noticias; no saldremos de ésta. Los concursantes más chulos de los concursos de TV obtienen suculentos contratos televisivos, el niño de la película "El Bola" es un chulo definido como buen actor (en realidad no está actuando y no da ninguna pena cuando lo es maltratado) cuando un buen actor es el niño de la maravillosa El verano de Kikujiro; Estopa (hacen de la chulería su bandera) llena dos días el Palau Sant Jordi de Barcelona mientras que Quodia, el interesantísimo proyecto de Trey Gunn, actúa ante unas quince en Luz de Gas, lo cual hasta es de agradecer, puesto que lo más normal hubiera sido que ni siquiera actuasen... Está claro que no hace falta continuar.
En fin, ya sólo nos queda clamar en el desierto y lamentarnos amargamente en modestos blogs como éste esperando que algún día tenga lugar la verdadera liberación femenina y se expulse a los macarras de la sociedad. Ser chulo no es ser seguro, fuerte o protector; ser chulo es simplemente ser chulo.

Thursday, September 01, 2005

El diablo lleva sandalias



El tema está en la calle. Grandes pensadores como M.O. y C.S. han dado ya su opinión y he de decir que, en líneas generales, no puedo estar más de acuerdo con ellos. Sin embargo me gustaría expresar mi postura, la cual difiere un tanto de la de mis apreciados colegas a los que, de entrada, agradezco sus valiosísimas aportaciones.
Vaya por delante un hecho obvio: que un hombre lleve sandalias es algo deleznable; pero dicho esto, yo pondría el acento en la actitud con que las lleve. Es aquí donde discrepo humildemente de la tesis de C.S. A diferencia de él, yo considero que es peor llevar sandalias sin calcetines que con ellos. Intentaré argumentar esta afirmación, aparentemente aventurada: la combinación sandalia-calcetín es menos grave (aunque, como queda dicho, la sandalia en sí ya es repugnante) porque en el pecado lleva la penitencia; es decir, quien lleva sandalia con calcetines no engaña a nadie, sólo piensa en su comodidad y no cree ir bien ni presumirá de su calzado. Por tanto, el portador de sandalia con calcetines no es peligroso y queda retratado inmediatamente como alguien carente de buen gusto (en el vestir), lo cual es siempre infinitamente menos grave que la repugnante chulería de quien lleva unas asquerosas sandalias como las que nos muestra M.O. y encima está orgulloso de ello. Quien lleva sandalias con calcetines simplemente se pone en ridículo; estamos ante alguien que no presta atención a su aspecto o un despistado, pero infinitamente más grave resulta, a mi juicio, quien lleva con descaro las repulsivas sandalias --especialmente aquellas sobre las que nos previno M.O. en la figura 2 de su excelente aportación-- , alardeando y creyendo que va bien, ya que en este caso estamos ante un chulito con el que hay que tener cuidado y del que absolutamente nada bueno puede salir.
Es innecesario decir que todo lo expuesto se refiere únicamente a sandalias masculinas (nada que objetar a unos bonitos pies femeninos), a adultos que se mueven en un entorno urbano occidental y a la época actual.
En conclusión:
La solución más adecuada sería eliminar de la tierra las sandalias masculinas, lo cual erradicaría el problema.
Todo tipo de sandalia masculina es vomitiva y no hay que tolerar unas para evitar otras pues, dentro del horror, los diferentes tipos de sandalias nos indican el grado de hijadeputez (si se me permite la palabra) del hombre que las lleva.
Quien lleva unas sandalias con calcetines es un pringado desde el punto de vista estético.
Quien lleva sandalias sin calcetines sin avergonzarse y fardando es una mala persona, capaz de todo. Estos infrahombres deberían ser marginados por la sociedad y especialmente por las mujeres, las cuales tienen en sus manos la posibilidad de construir un mundo mejor ninguneando a los hombres chulos de mierda, categoría en la que entran los "sandalieros", los "multeros", los "grueros", los que hacen el fantasma con las motos, los que van de rollo latino, los macarras que hacen artes marciales (esto no es oriente) y tantos y tantos otros especímenes, enemigos nuestros, que campan a sus anchas en nuestra sociedad. Pero esto ya sería otro tema...


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