Elogio del sueño

Tener sueño queda mal. Queda mal sobre todo tener sueño por las mañanas, me refiero a que si, por la noche, alguien se retira a dormir pronto o antes que las otras personas, debido a que siente un respetabilísimo e irrefrenable sueño, difícilmente será recriminado con algo más que un "hombre, ¿ya te vas?" y la mayor o menor insistencia en que la persona acometida por el sueño no se vaya todavía a dormir dependerá simplemente del grado de pesadez de los que con ella se encuentren. Sin embargo, lo que realmente queda mal es tener sueño durante las mañanas. Nunca he entendido por qué. Levantarse temprano y con ánimo se valora como un rasgo positivo y, mientras que otras sensaciones como el hambre, el frío o el calor, se respetan por lo general, el sueño es condenado como una debilidad. Me consta que en muchas familias se tiene a gala el no permitir, por ejemplo, que los hijos permanezcan hasta tarde en la cama (hablo de los días festivos, naturalmente) aunque hayan trasnochado el día anterior y no haya nada especialmente importante que hacer una vez levantados. A mucha gente le gusta marear a los demás y darles la paliza y quien duerme o tiene sueño no es un buen receptor de rollos.
"Quien mucho duerme, poco vive", dice el refrán, dando a entender, no falto de razón, que las horas que pasamos durmiendo no son de provecho material, pero tampoco son de provecho las horas que se pierden mirando ciertos programas de televisión, escuchando música deleznable, enfadándose, haciendo la pelota (bueno, esto a veces sí es provechoso), o hablando constantemente de lo que se ignora, por poner sólo algunos ejemplos.
Por desgracia, de lunes a viernes mi despertador suena antes de las seis y media de la mañana, lo cual, unido al hecho de ser yo un noctámbulo contumaz, conlleva que por las tardes libre con el sueño una batalla que ni la de Stalingrado. En fin, que como los fines de semana no trabajo, como vivo solo y no he de dar cuentas a nadie sobre mis horarios (antes tampoco, la verdad, en mi familia siempre hemos sido buenas personas que respetamos a los durmientes) y como, sobre todo, creo firmemente que no se es mejor persona por levantarse a horas que los indecentes llaman decentes, reivindico el derecho a dormir hasta hartarse y el derecho a tener sueño también entre semana por haberse acostado tarde a pesar de tener que madrugar al día siguiente.
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