Música (II)
Cuando un músico cree que la música es una mercancía, la música muere en él.
Sólo existe un músico, en muchos cuerpos diferentes.
Con destreza el músico puede copiar algo antiguo.
Con disciplina el músico tal vez copie algo nuevo.
Escuchar es la forma en que comemos la música.
Oír es cómo la digerimos.
En la cultura popular, el músico acude a nuestra parte más elevada.
En la cultura de masas, el músico se dirige a las partes más bajas de nuestro ser.
Todo lo que somos se muestra en nuestra manera de tocar.
Cualquier tonto puede tocar algo difícil.
La maestría repite lo irrepetible.
En la cultura popular, nuestros músicos nos cantan con nuestra propia voz.
En la cultura de masas gritan lo que queremos oír.
El intérprete no puede ocultar nada, ni siquiera la intención de ocultar.
Si no podemos tocar alejados del instrumento no podemos tocar el instrumento.
La música es una presencia benévola fácil y constantemente al alcance de todos.
Durante una interpretación todo es significativo, sea intencionado o no.
Lo que oímos es la calidad de nuestra escucha.
La maestría mantiene la habilidad.
La disciplina mantiene la maestría.
La maestría sigue la tradición.
La disciplina mantiene la tradición.
La música crea la tradición.
Incluso el genio necesita una técnica competente.
La música es la copa que contiene el vino del silencio.
El sonido es esa copa, pero vacía.
El ruido es esa copa, pero rota.
El impulso creativo estimula cualquier instrumento que se ponga a su disposición.
Nunca llegues a ser tan famoso que el público se interese por ti.
Hemos de ser capaces de tocar mientras dormimos.
Porque habitualmente lo hacemos.
La música es el silencio que canta.
Robert Fripp
Trad: Feingeschliffen